EXPOSICIONES

Chile 1971: los primeros días de Allende

Michael Mauney

11 sep. — 15 nov. 2025

Casa de América

— Madrid

Michael Mauney, sin título, 1971 © Biblioteca Nacional de Chile
Michael Mauney, sin título, 1971 © Biblioteca Nacional de Chile
Michael Mauney, sin título, 1971 © Biblioteca Nacional de Chile
Michael Mauney, sin título, 1971 © Biblioteca Nacional de Chile
Michael Mauney, sin título, 1971 © Biblioteca Nacional de Chile
Michael Mauney, sin título, 1971 © Biblioteca Nacional de Chile
Michael Mauney, sin título, 1971 © Biblioteca Nacional de Chile
Michael Mauney, sin título, 1971 © Biblioteca Nacional de Chile
Michael Mauney, sin título, 1971 © Biblioteca Nacional de Chile
Michael Mauney, sin título, 1971 © Biblioteca Nacional de Chile
Esp

En marzo de 1971, Michael Mauney (Carolina del Norte, EEUU, 1937) llegó a Chile como fotógrafo de Life para retratar a Salvador Allende, el primer marxista elegido democráticamente como jefe de Estado. El Chile que encontró respiraba esperanza. En las calles de Santiago, la gente caminaba con la certeza de estar viviendo un momento histórico. No había señales de lo que vendría después: ni desabastecimiento, ni polarización, ni colas, ni paros amenazantes. La palabra «golpe» era apenas un susurro lejano.

Carlos ‘El Negro’ Jorquera, jefe de prensa y mano derecha de Allende, les cancelaba reuniones a último momento, estudiando cada paso que daban. En esos años, cualquier estadounidense podía ser un agente de la CIA disfrazado de periodista. Mauney transformó esas esperas en oportunidad. Con su cámara recorrió la capital capturando la vida cotidiana de un país en transformación: ejecutivos y obreros compartiendo al alba, niños jugando en poblaciones, quiosqueros y lustrabotas en la Plaza de Armas, pasajeros colgando de micros repletas.

Cuando finalmente Jorquera le abrió las puertas del despacho presidencial, comenzó un viaje íntimo por los días de Allende. Lo acompañó mientras anunciaba la nueva Ley Indígena en Temuco y en un matrimonio en El Monte. Lo vio descansar con su familia en el palacio presidencial de Viña del Mar, caminar por La Moneda, y jugar con sus perros en su residencia privada.

Después de que Life publicara el reportaje, Mauney guardó 461 fotografías a color en su archivo personal. A diferencia del resto de su obra, estas imágenes permanecieron con él durante más de cinco décadas. Cincuenta y tres años después, las imágenes que preservó como un tesoro,  fueron donadas a la Biblioteca Nacional de Chile y hoy se muestran al público por primera vez.

Eng

In March 1971, Michael Mauney (North Carolina, USA, 1937) arrived in Chile as a Life photographer to capture Salvador Allende, the first democratically elected Marxist head of state. The Chile he encountered was filled with hope. In the streets of Santiago, people walked with the certainty that they were witnessing a historic moment. There were no signs of what was to come—no shortages, no polarisation, no queues, no looming strikes. The word coup was merely a distant whisper.

Carlos ‘El Negro’ Jorquera, Allende’s press chief and right-hand man, would cancel meetings at the last minute, carefully assessing every move they made. In those years, any American could be a CIA agent disguised as a journalist. Mauney turned those waiting periods into opportunities. With his camera, he wandered the capital, capturing the daily life of a country in transformation: executives and workers sharing the early morning hours, children playing in working-class neighbourhoods, newsstand vendors and shoeshine boys in the Plaza de Armas, passengers clinging to overcrowded buses.

When Jorquera finally granted him access to the presidential office, Mauney embarked on an intimate journey through Allende’s days. He accompanied him as he announced the new Indigenous Law in Temuco and attended a wedding in El Monte. He saw him relax with his family at the presidential palace in Viña del Mar, stroll through La Moneda, and play with his dogs at his private residence.

After Life published the feature, Mauney kept 461 color photographs in his personal archive. Unlike the rest of his work, these images remained with him for over five decades. Fifty-three years later, the photographs he preserved like a treasure were donated to the National Library of Chile and are now being shown to the public for the first time.