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PHiesta PHE 2025

26 sep. 2025

Siroco ArtLab

— Madrid

©Yin Bunker
©Yin Bunker
©Macarena Rubio
©Macarena Rubio
©Álex Bascuas
©Álex Bascuas

En el marco de la programación de PHotoESPAÑA, la sala Siroco se convierte por una noche en el epicentro de la experimentación visual y sonora con PHiesta PHE, un encuentro dedicado a celebrar la fotografía y las nuevas narrativas visuales. Esta edición reúne una selección de 3 trabajos de arte visual realizados por Álex Bascuas, Yin Bunker y Macarena Rubio, alumnos u alumni del Máster de PHotoESPAÑA.

En un mundo en constante transformación, estos proyectos exploran las posibilidades creativas ampliando los límites de la imagen y proponiendo nuevos lenguajes en el ámbito de las artes visuales.

Siroco ARTLAB, el nuevo espacio de la mítica sala Siroco, acoge esta experiencia inmersiva en un entorno único. Dotado con 12 pantallas digitales profesionales, el espacio está diseñado para la creación y exhibición de proyectos que dialogan con la creación de nuevos talentos.

Durante PHiesta PHE, música e imagen se encontrarán en un espectáculo vivo e irrepetible, en el que artistas y DJ intervendrán en tiempo real, sumergiendo al público en un flujo audiovisual.

PHiesta PHE es más que una exposición: es un laboratorio de ideas, un lugar donde se celebra la fotografía, se exploran nuevos territorios creativos y se invita al espectador a ser parte de un futuro en el que las fronteras entre medios se desdibujan.

Artistas:

Álex Bascuas – The Mystic

The Mystic es un proyecto visual compuesto por secuencias de imágenes superpuestas y animadas que buscan restablecer un vínculo entre lo humano y lo natural. A través de fotografías tomadas en diferentes lugares del mundo, Álex Bascuas indaga en la dimensión mística de la naturaleza. El proyecto interpela directamente a un espectador inmerso en un universo de pantallas, recordándole la pérdida de aquella conexión originaria con su entorno y planteando la posibilidad de un camino de regreso.

El trabajo se erige como un canto a las creencias más antiguas del ser humano, con especial énfasis en la visión animista que entendía la vida como una trama indivisible entre elementos naturales y espiritualidad. Agua, fuego, aire y tierra, junto con bosques, plantas y animales, no se presentan solo como símbolos sino como interlocutores en diálogo con la experiencia humana. The Mystic propone así un retorno a los orígenes, una evocación de la condición primitiva del cazador-recolector que, para algunas culturas como la de los aborígenes australianos, sigue siendo una realidad viva.

Yin Bunker – UniVerso

UniVerso es un proyecto que toma como punto de partida la creciente problemática de la basura espacial: miles de fragmentos de satélites, cohetes y herramientas que orbitan alrededor de la Tierra y amenazan con transformar el espacio en un entorno inhabitable. Yin Bunker traduce esta crisis en un lenguaje visual a través de naturalezas muertas en las que conviven elementos naturales —flores, polen, especias— con piezas artificiales como tornillos o cables. El resultado es un juego de tensiones que emula los objetos suspendidos en gravedad cero, al tiempo que plantea una reflexión sobre los límites de nuestro consumo y la huella humana más allá del planeta.

UniVerso se expande en Siroco ARTLAB con animaciones  creadas con inteligencia artificial, que dotan de movimiento a esas composiciones estáticas. Así, la obra invita a contemplar el espacio exterior como un recurso finito y compartido, subrayando la urgencia de repensar nuestra relación con el entorno —ya no solo terrestre, sino también cósmico— para evitar repetir en órbita los mismos errores cometidos en la Tierra.

Macarena Rubio – Las mil caras

En Las mil caras, Macarena Rubio convierte la práctica fotográfica en un ejercicio íntimo y prolongado de observación. Durante más de quince años ha retratado a su abuelo, captando en cada imagen un rostro distinto: serio, juguetón, cansado o luminoso. A través de esa diversidad de gestos, el proyecto revela cómo una sola persona puede contener infinitas versiones de sí misma, como si cada retrato narrara una vida distinta y, al mismo tiempo, la misma.

El trabajo oscila entre la complicidad lúdica y la huella del tiempo: los gestos cómplices frente a la cámara conviven con el rastro de 99 años plegados en la piel. Macarena Rubio propone así una reflexión sobre la identidad y la memoria, pero también sobre el paso del tiempo y el acto mismo de vivir, año tras año. Las mil caras se convierte en un testimonio visual y afectivo de cómo el retrato puede dar forma a la experiencia de una vida y, a la vez, proyectarla hacia el mundo.