La exposición pretende trazar algunas de las vías de interrogación sobre el medio fotográfico y sus límites disciplinares planteadas a finales de los años sesenta, cuando los anhelos desmaterializadores de la obra de arte, la importancia que adquiere el proceso, el primado del concepto o la interdisciplinaridad dieron lugar a un cambio de paradigma en el arte.

A través de las fotografías existentes en la Colección Helga de Alvear la muestra sigue el rastro de aquellas obras que, abandonando la autonomía de la imagen única, se apoyan en la contiguidad de los elementos de un conjunto fotográfico para conjugar secuencia y acción y traspasar a la fotografía de la narratividad propia de la imagen en movimiento y de la temporalidad que a esta es inherente. Desde el fotoconceptualismo, que borra los márgenes entre la performance y la fotografía, ya sea como registro de una acción previa, ya sea haciendo de la performance el motivo, hasta los relatos construidos y las realidades fabricadas a los que se llevará la teoría posmoderna en los años noventa. Interesa en este recorrrido encontrar antecedentes en aquellos fotográfos que asumieron el “modo director” en los años setenta y avanzar hasta las narrativas fotográficas de los tableaux vivants, donde realidad y ficción resultan indistinguibles. Además, detenernos en aquellos modos de hacer que se basan en evidenciar el artificio, mediante el absurdo, la fragmentación dispersa o la suspensión de tiempo y movimiento.

La conquista de otros mediums donde la imagen fotográfica, entendida igualmente como multiplicidad secuenciada en un continuum, alcanza nuevas formalizaciones a través de la película y la videoinstalación, sale al encuentro del deseo de expansión de la noción de la fotografía que orienta a PHotoEspaña 2024 y cierra este relato dando un paso más en la cadena de discursos que tejen las articulaciones teóricas de la fotografía contemporánea.