Placenta del mundo explora el bosque como territorio simbólico, vital y originario, inspirado en la mirada de María Zambrano. La exposición reúne dos cuerpos de obra que dialogan entre lo visible y lo invisible: por un lado, Saleta Rosón captura los bosques gallegos de su infancia en imágenes frondosas y densas que revelan la vida silenciosa y fértil de la naturaleza; por otro, Marc Ávila presenta piezas matéricas intervenidas con ceniza, tierra y raíces, donde la huella del tiempo y la descomposición conviven con una vibración vital que sugiere claros donde el lenguaje puede renacer.

Ambas propuestas invitan al espectador a habitar la arboleda de forma subjetiva, en un recorrido que conecta lo orgánico con lo espectral. Placenta del mundo se convierte así en un espacio de contemplación donde pensamiento, memoria y naturaleza se entrelazan, ofreciendo una experiencia visual y poética que traduce el universo zambraniano en palabra, imagen y resonancia simbólica.